Cómo elegir tu caja de herramientas y acertar
Si eres un loco del bricolaje y no digamos ya de la carpintería, seguro que para ti es prioritario tener bien guardados los utensilios con los que trabajas. Hablamos de esa caja de herramientas que un día decidiste comprar. Realmente, ¿la sacas todo el partido que deberías? Quizá la respuesta es más bien negativa porque se te escaparon unos cuantos aspectos al elegirla. Te contamos esos puntos en los que vale la pena pararse por si decides comprar una nueva dentro de la gran oferta que hay en el mercado, como las propuestas de Comercial Pazos.
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Una caja para cada oficio, primera lección
No es lo mismo la caja de herramientas de un electricista que la de un fontanero, un apasionado de la ebanistería o un manitas. ¿A que estás de acuerdo? Una teoría sencilla de entender pero poco resolutiva a la hora de llevar a la práctica el consejo porque solemos equivocarnos al comprar el modelo, a veces ante una promoción irresistible.
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Sin embargo, es importante invertir en un buen diseño. Al fin y al cabo en ella guardaremos nuestras herramientas manuales más preciadas, de calidad, que ya sabemos que no son precisamente baratas. Además, tendemos a olvidar que las cajas de herramientas no sólo sirven para protegerlas y almacenarlas, otro de sus principales usos es poder transportarlas cómodamente al taller de trabajo, o donde necesitemos.
Conclusión, no existe una caja de herramientas perfecta. Pero sí la más idónea según tu profesión o afición favorita, es decir, tus necesidades reales. Sin dejar a un lado el presupuesto que puedas permitirte. Al margen de estar fabricadas en acero, aluminio, plástico rígido, tela, o composites de elevada resistencia, ¿qué cualidades debe tener este contenedor sí o sí?
Ante todo, su grado de resistencia debe ir acorde a los utensilios a guardar. No es lo mismo el peso de un martillo junto a una colección de formones y tornillos, que unas cuantas herramientas eléctricas y sus componentes. Estas últimas juntas pueden llegar a pesar unos 10 kilos, por tanto necesitarán una caja de herramientas capaz de soportar dicha carga, además de garantizar que no se volcará ni romperá.
Otro factor clave es si la vas a sacar del taller con frecuencia o apenas la vas a mover. Este dato te permitirá invertir más o menos al comprarla y pensar en modelos muy concretos, como los que llevan ruedas. Por ejemplo, si vas a tener que desplazarte con ella puntualmente, acertarás si te planteas una caja de gama profesional pero económica.
Un diseño que cuide bien de tus herramientas: 3 preguntas obligadas
Actualmente existen numerosos tipos de cajas pensadas para garantizar una máxima adaptabilidad a cualquier trabajo. Todas buscan ser muy funcionales pero no está de más hacerte una serie de preguntas cuando te sientes atraído por un diseño y un material concretos. La primera es si se ajusta a las necesidades de tus proyectos y tienes la garantía de que tus herramientas se conservarán en buen estado. O tal vez no sea la mejor elección.
Tanto si eres un profesional o un simple amateur, piensa bien que características técnicas definen a tus utensilios principales. Pongamos un ejemplo práctico: si no paras de trabajar con herramientas de corte, como cuchillos y formones, es importante elegir un modelo donde las hojas queden bien protegidas. Y a ser posible que incluya pequeñas soluciones para facilitarte el trabajo: existen cajas con conexiones a USB donde cargar el móvil y modelos cuya tapa permite sujetar objetos para ser cortados con mayor facilidad y seguridad.
Otra cuestión que merece la pena plantearse es la frecuencia con que usas tus herramientas. Con una sencilla clasificación podrás salir de dudas: por un lado, cuáles son esenciales en tu día a día y, por otro, cuáles las más secundarias o auxiliares. Pues bien, las primeras serán las que determinarán qué tipo de caja te interesa escoger.
Por último, no olvides pararte a pensar (el tiempo que haga falta) cómo debe ser la distribución interior porque cada profesión requiere unos compartimentos concretos que a su vez están asociados a una clase de herramientas. Este es el momento en el que algunos profesionales se lían la manta a la cabeza y deciden hacerse su propia caja. Por algo será.
Cajas en distintos materiales: pros y contras
Cuando hablamos de las cajas de herramientas más comunes lo normal es pensar en diseños portátiles provistos de tapa, cierres con bisagras, asa y en su interior una bandeja extraíble. Esta es ideal para organizar accesorios de ferretería, herramientas pequeñas, etc. Pero nada como conocer los materiales en que pueden estar fabricadas y cuáles son las últimas novedades en almacenaje y transporte. Por ejemplo, los bolsos portaherramientas de la imagen superior.
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- De aluminio, una inversión que vale la pena
Los profesionales suelen decantarse por una caja de herramientas de aluminio porque su compra está más que amortizada. Para empezar, pesa bastante menos que una de acero de idénticas medidas, pues pesa 3 veces menos que el hierro. Además es un material inoxidable. Es decir, tampoco sufrirá el efecto de la corrosión y el riesgo de que las herramientas puedan oxidarse en su interior por humedad es mínimo al ir protegido con gomas o espumas.
Maletines de mano o con ruedas y asa telescópica, son los tipos de cajas habituales y sus interiores ofrecen mucha opciones; a veces son cajas diáfanas y otras llevan bolsillos y bandejas móviles. - En acero: una opción para toda la vida
Si buscas una caja de herramientas robusta, apta para cualquier trabajo y el peso no es un problema, sin duda se trata de la mejor opción. Su diseño con bandejas desplegables en voladizo permite exponer a vista de pájaro todo lo que contiene y eso facilita la localización de los utensilios y se garantiza un ahorro de tiempo en la búsqueda. Pero no todo son ventajas en esta caja tipo cantiléver: su chapa de acero suele arañarse debido al roce de las herramientas y es vulnerable a la corrosión. Por eso es muy importante guardarla en espacios bien ventilados
- De plástico: súper todoterreno
Pesan poco, no se oxidan y resisten bien, aunque no tanto como las metálicas. Ahora bien, es importante fijarse detenidamente en ciertos puntos sensibles antes de comprar un modelo fabricado en este material: el asa, las bisagras y sus cierres, siempre mejor metálicos que de plástico. Unas de sus principales inconvenientes es que las paredes se abomben al meter herramientas pesadas; en concreto las que son lisas se deforman más que las van reforzadas o tienen cambios de forma.
- Y las de tela: una alternativa muy a valorar
Podríamos decirse que son la versión actual de las bolsas de cuero, lona y loneta. Fabricadas en tejidos sintéticos antidesgaste, su principal cualidad es que resultan muy ligeras y fáciles de transportar. Pero necesitan una pequeña estructura dentro para que resulten cien por cien cómodas, que puede consistir en una base rígida de plástico o en un armazón de alambre, etc. Los numerosos bolsillos que incluyen dentro y fuera son muy útiles para organizar pequeños accesorios.