Los Encantes, un mercado con 7 siglos de historia
En la moderna y siempre chispeante Barcelona existe un lugar soñado para los amantes del sabor de lo antiguo: los Encantes. Un mercadillo con solera en el que podrás encontrar objetos variopintos, antigüedades y muebles usados con los que alimentar tu pasión por el reciclaje.
El barrio del Eixample
Si te gustan los mercadillos, si para ti deambular entre los puestos abarrotados de viejos muebles y objetos del pasado es el mejor plan para una mañana de primavera, entonces tu paraíso en Barcelona será, sin duda, el mercado de Los Encantes.
Es un lugar que rebosa encanto a raudales. Un mercadillo al aire libre que se celebra en el barrio del Eixample todos los lunes, miércoles, viernes y sábados, de 9:00 a 20:00 h. Aunque tiene más de 7 siglos de antigüedad, desde septiembre de 2013 se localiza en un emplazamiento único, bajo una gran cubierta de 24 metros de altura, revestida de espejos, que le da a esta feria una gran peculiaridad.
Allí se dan cita del orden de 500 comerciantes que ponen a disposición de los visitantes, más de 100.000 a la semana, todo tipo de objetos nuevos y antiguos, muebles vintage, libros y discos viejos, ropa de segunda mano y artesanía, entre otras muchas cosas.
Uno de los atractivos que tiene el mercado de los Encantes es que aún mantiene la tradicional subasta pública que se celebra desde tiempos medievales. Los lunes, miércoles y viernes, de 7:00 a 9:00 h. de la mañana, se puede asistir a la subasta, una ocasión única de encontrar verdaderas oportunidades a muy buen precio.
Vender “al encante”
Fue por el año 1200 cuando se cree que nació este mercado, como un lugar en el que traperos y chatarreros vendían sus bagatelas. Después se fue acuñando el concepto de “vender al encante”. Así se conocía al hecho de poner en venta los bienes de un difunto para conseguir dinero con el que pagar sus deudas, si las tuviera. El dinero sobrante se donaba a la viuda.
Poco a poco el mercado de los Encantes ha ido evolucionando hasta convertirse en el lugar maravilloso que es hoy; un rastro que ha sabido mantener el espíritu de la tradición y el encanto del reciclaje, cuya filosofía fue inundando el mercado a partir de principios del siglo XX. Si te dejas caer por Barcelona, no te lo pierdas. Sería casi un pecado.