Parejita de caracoles para la tarta de boda
El furor por el amigurumi (palabra japonesa que significa "juguete de crochet") se inició hace unos años, y no tiene pinta de ir a abandonarnos por el momento. Estos encantadores diseños de ganchillo, que casi siempre reproducen delicados personajes o incluso plantas, flores o pasteles, resultan irresistibles. En este proyecto se funden dos cosas que ahora mismo están en el candelero: las bodas (estamos en los meses ideales para el evento) y el amigurumi. Con material de DMC, te proponemos que tejas esta parejita feliz, que no tendrá que pedir una hipoteca al banco porque lleva la casa... ¡A cuestas!
¡Viva la novia!
Las señoras, primero. Vamos a empezar tejiendo esta diminuta novia a la que no le falta ni el velo, ni el ramo. Para realizar los dos caracoles, hemos escogido los siguientes materiales de DMC:
GARDENIA N36
GAUGUIN N21
SPRING ROSE
N07 OMBRE N39
También necesitaremos un ganchillo de 2,2 mm, hilo mouliné rojo para bordar la boca, cuentas para los ojos, un lacito y unas flores secas para el ramo, un trocito de tul e hilo de coser para unir los accesorios al cuerpo.
El patrón se teje como se indica en el esquema a continuación. Para quienes estéis iniciándoos en el mundo del ganchillo, la X corresponde a 1 punto bajo y el símbolo del ángulo sobre la X representa 2 puntos bajos juntos.
Un novio muy elegante
¡Llega el segundo protagonista del acontecimiento! Dispuesto a jurar amor eterno a su chica, el único adorno del novio-caracol es la flor a juego que lleva en el ojal. Si quieres, puedes fabricar una chistera con cartulina negra y hacerle dos agujeritos para ataviar al novio como todo un dandi.
Estos preciosos caracoles pueden ser el mejor de los regalos para una boda; pero también los puedes tejer como juguetes, para adornar tu casa o para lo que quieras. En cualquier ocasión, llamarán la atención por su ingenuidad y su originalidad. Eso sí, cuando empieces a tejer amigurumis y veas lo fácil que es, ¡seguro que te enganchas!