De mesa vieja a escritorio chic
¿Qué te parece este precioso escritorio blanco? No puede ser más elegante, pero si lo hubieras visto antes... De hecho, te lo vamos a enseñar, porque en realidad es una mesa reciclada. Un modelo de Ikea abandonado en un garaje, que gracias a la varita mágica del reciclaje y el DIY pasa de cenicienta a princesa en un pispás.
Parece mentira lo que unos cuantos listones de madera y un poco de pintura pueden conseguir. En este caso, lograron recuperar una mesa totalmente obsoleta y convertirla en una pieza icónica, de auténtico lujo.
Si no tienes una mesa de este estilo, puedes encontrarla en Ikea: se trata del modelo Ingo (en la foto), un diseño de toda la vida cuya calidad y sencillez hacen posible mil y una transformaciones.
Así estaba antes...
Puede que entre todo este batiburrillo de cosas no logres casi encontrar la mesa. Efectivamente, ahí estaba: teñida de verde, cuando pasó de moda se destinó al taller de bricolaje. Su resistencia y estabilidad la hacían muy apropiada para estas labores... Pero, ¿por qué no recuperarla para su antigua función en la casa?
En lugar de utilizarla como mesa de comedor, se decidió darle nueva vida como escritorio. Las claves: unos listones de madera maciza, espigas, cola blanca y esmalte blanco brillante. Un DIY fácil y bonito, con el que te divertirás y conseguirás un escritorio precioso y muy, muy baratito...
¡Y así se transformó!
Para empezar, lija la mesa para limpiarla bien. Si la tuya está pintada o tintada, no será necesario que retires todo el acabado: basta con dejarla lisa y limpia. Quita el polvo con un paño húmedo.
El trabajo más complejo consiste en realizar los entramados de los laterales. Para hacerlos, utilizaremos un listón de madera maciza de 5x5 cm para los de la base (que apoyan sobre el suelo) y listón de 5x2,5 cm para el diseño del cuadrado central y los listones de unión a la base, las patas y la parte superior (4 en total).
La unión se hace con espigas y cola blanca. El proceso es sencillo y lo puedes ver en estas imágenes:
- 1. Taladrar los puntos a unir con una broca para madera de 8 mm.
- 2. Insertar espigas de 8 mm con cola blanca.
- 3. Unir las dos partes con más cola.
- 4. Dejar secar (si puede ser, con sargentos).
Montar los laterales
Cuando la cola esté seca, encaja las dos piezas laterales entre las patas de la mesa. Aplica cola blanca y colócalos con cuidado; si te ayudan, mucho mejor.
Pide a alguien que los sujete en su sitio y taladra las patas desde el exterior, de manera que la broca llegue hasta las testas del listón del suelo y de los dos de los laterales. Inyecta cola blanca en los agujeros y mete una espiga.
Deja secar, corta lo que sobre de las espigas y lija. ¡Ya está lista la estructura!
Un lacado de profesional
Gran parte del encanto de este escritorio reside en su acabado lacado blanco. Se consiguió aplicando 4 manos de esmalte blanco brillante. Hazlo con rodillo de esmaltar, deja secar bien entre capa y capa y pasa un papel de lija del nº 600 antes de dar la siguiente mano. Así lograrás un efecto gloss, sin brochazos ni marcas.
Tu escritorio ya está terminado: te quedará tan bonito como el de esta imagen. Un mueble lleno de luz y estilo que llamará la atención en el salón, el estudio o el dormitorio. Con una gran encimera perfecta para estudiar o trabajar y unos diseños laterales que recuerdan a los paneles japoneses clásicos, es una pieza magnífica... ¡Hecha por ti!
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Fotos y realización: Matsutake Blog.